Las facultades del presidente estatal, el gran premio para quien lo controle.
Lo que está en juego en el actual conflicto al interior del Partido Acción Nacional (PAN) en Jalisco no es únicamente la permanencia de Eduardo Rosales Castellanos al frente de la agrupación, sino también si Jorge Salinas Osornio continúa como jefe de la fracción panista en la actual legislatura, y si Abraham González Uyeda será el siguiente coordinador legislativo.
Los voceros del plantón de la calle Vidrio, frente a las oficinas estatales del PAN, han justificado que piden la renuncia de su presidente estatal porque ha actuado de manera facciosa, por no respaldar al gobernador en turno y por ser responsable de la derrota electoral del pasado 5 de julio.
Tal vez sean ciertas todas las acusaciones, pero lo que no se dice es que la pelea por la dirigencia estatal del PAN implica además el control de las facultades que concentra el presidente del partido y que también se están disputando ahora.
Entre las decisiones más importantes concentradas en manos del presidente panista se encuentra la facultad para designar al coordinador de la bancada parlamentaria, el manejo el financiamiento público que reciba el partido y manos libres para “designar y remover libremente a los funcionarios administrativos y empleados del Comité Estatal”.
Cada una de estas facultades del presidente estatal del PAN (asentadas en el artículo 88 de los Estatutos y en diversos reglamentos) tiene implicaciones políticas que han calculado los operadores políticos, tanto de la corriente del actual dirigente Eduardo Rosales Castellanos como del grupo del gobernador Emilio González Márquez. Los primeros quieren mantener bajo su control dichos atributos y los segundos están tratando de arrebatárselos.
De entre todas las facultades que concentra el presidente estatal del PAN, la que parece más disputada es la de designar al coordinador parlamentario.
Si Eduardo Rosales logra mantenerse en la dirigencia (ya sea personalmente o alguien allegado a él), continuará al frente de la coordinación de diputados locales Jorge Salinas hasta el fin de la actual Legislatura, el 31 de enero de 2010. Al mismo tiempo, tendrían la facultad de designar al coordinador de la siguiente fracción parlamentaria, que ya está comprometida para Abraham González, que pertenece a su grupo político.
Y el control de la bancada trae aparejadas decisiones políticas y financieras relevantes, como el destino de las líneas de crédito ya aprobadas para la línea 2 del Macrobús (5,500 millones de pesos), para la Ciudad Judicial (350 mdp) o para el proyecto de la presa de Arcediano.
El coordinador de la bancada panista juega un papel relevante a la hora de discutir y aprobar el Presupuesto de Egresos 2010, que el gobernador debe enviar en noviembre.
Además, en el Congreso del Estado están pendientes las designaciones del titular de la Auditoría Superior del Estado de Jalisco (ASEJ) y dos magistrados del Supremo Tribunal de Justicia, así como la renovación de los consejeros electorales en mayo de 2010.
Tocaría también al siguiente coordinador parlamentario negociar con el PRI la integración de la siguiente Legislatura, así como el reparto de posiciones administrativas y laborales del Congreso del Estado.
Debido al conflicto que mantiene con la corriente de Eduardo Rosales y Jorge Salinas, el gobernador Emilio González ha gastado ya la mitad de su sexenio con una fracción panista que no le responde y que, en no pocas ocasiones, ha entorpecido sus proyectos.
La disputa por la presidencia le abre la oportunidad de tener, a su vez, un coordinador parlamentario bajo su tutela que saque adelante los proyectos que le interesen. De modo que no es únicamente el cargo de presidente del partido lo que se están disputando ahora las corrientes panistas; también, de algún modo, la operación en el Congreso del Estado y todos los espacios, cargos públicos y asignaciones financieras que se deciden en el Poder Legislativo.
Rubén Martín/Guadalajara, Jal. (Milenio)
Lo que está en juego en el actual conflicto al interior del Partido Acción Nacional (PAN) en Jalisco no es únicamente la permanencia de Eduardo Rosales Castellanos al frente de la agrupación, sino también si Jorge Salinas Osornio continúa como jefe de la fracción panista en la actual legislatura, y si Abraham González Uyeda será el siguiente coordinador legislativo.
Los voceros del plantón de la calle Vidrio, frente a las oficinas estatales del PAN, han justificado que piden la renuncia de su presidente estatal porque ha actuado de manera facciosa, por no respaldar al gobernador en turno y por ser responsable de la derrota electoral del pasado 5 de julio.
Tal vez sean ciertas todas las acusaciones, pero lo que no se dice es que la pelea por la dirigencia estatal del PAN implica además el control de las facultades que concentra el presidente del partido y que también se están disputando ahora.
Entre las decisiones más importantes concentradas en manos del presidente panista se encuentra la facultad para designar al coordinador de la bancada parlamentaria, el manejo el financiamiento público que reciba el partido y manos libres para “designar y remover libremente a los funcionarios administrativos y empleados del Comité Estatal”.
Cada una de estas facultades del presidente estatal del PAN (asentadas en el artículo 88 de los Estatutos y en diversos reglamentos) tiene implicaciones políticas que han calculado los operadores políticos, tanto de la corriente del actual dirigente Eduardo Rosales Castellanos como del grupo del gobernador Emilio González Márquez. Los primeros quieren mantener bajo su control dichos atributos y los segundos están tratando de arrebatárselos.
De entre todas las facultades que concentra el presidente estatal del PAN, la que parece más disputada es la de designar al coordinador parlamentario.
Si Eduardo Rosales logra mantenerse en la dirigencia (ya sea personalmente o alguien allegado a él), continuará al frente de la coordinación de diputados locales Jorge Salinas hasta el fin de la actual Legislatura, el 31 de enero de 2010. Al mismo tiempo, tendrían la facultad de designar al coordinador de la siguiente fracción parlamentaria, que ya está comprometida para Abraham González, que pertenece a su grupo político.
Y el control de la bancada trae aparejadas decisiones políticas y financieras relevantes, como el destino de las líneas de crédito ya aprobadas para la línea 2 del Macrobús (5,500 millones de pesos), para la Ciudad Judicial (350 mdp) o para el proyecto de la presa de Arcediano.
El coordinador de la bancada panista juega un papel relevante a la hora de discutir y aprobar el Presupuesto de Egresos 2010, que el gobernador debe enviar en noviembre.
Además, en el Congreso del Estado están pendientes las designaciones del titular de la Auditoría Superior del Estado de Jalisco (ASEJ) y dos magistrados del Supremo Tribunal de Justicia, así como la renovación de los consejeros electorales en mayo de 2010.
Tocaría también al siguiente coordinador parlamentario negociar con el PRI la integración de la siguiente Legislatura, así como el reparto de posiciones administrativas y laborales del Congreso del Estado.
Debido al conflicto que mantiene con la corriente de Eduardo Rosales y Jorge Salinas, el gobernador Emilio González ha gastado ya la mitad de su sexenio con una fracción panista que no le responde y que, en no pocas ocasiones, ha entorpecido sus proyectos.
La disputa por la presidencia le abre la oportunidad de tener, a su vez, un coordinador parlamentario bajo su tutela que saque adelante los proyectos que le interesen. De modo que no es únicamente el cargo de presidente del partido lo que se están disputando ahora las corrientes panistas; también, de algún modo, la operación en el Congreso del Estado y todos los espacios, cargos públicos y asignaciones financieras que se deciden en el Poder Legislativo.
Rubén Martín/Guadalajara, Jal. (Milenio)
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