miércoles, 7 de julio de 2010

Sinaloa: La manta de Vizcarra y los tacos Gobernador

El domingo 4 de julio, tanto Malova como Vizcarra celebraban una supuesta victoria en la carrera por el gobierno de Sinaloa. Al final, uno se quedó solo

A las 19:00 horas del domingo 4 de julio salió a festejar. Los periodistas casi no lo dejaban caminar; los simpatizantes, que se contaban por decenas, sonreían con sinceridad, se abrazaban y parecían ver la gloria. No bastaba con uno, ni dos, había tres conjuntos musicales amenizando en la explanada de las oficinas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Culiacán, Sinaloa.

El todavía candidato llegó hasta un estrado enmarcado por una manta que tenía escrita la leyenda "Ganamos". "¡Aquí está el Gobernador electo de Sinaloa!", gritó un dirigente priísta del estado, presentando con extremo júbilo a Jesús Vizcarra Calderón. Los fotógrafos, camarógrafos, reporteros y simpatizantes se arremolinaron en torno a él, tanto, que la manta ya no cupo, se arrugó y ya no pudo aparecer en las fotografías.

"No hay duda -pensaba cualquiera al ver ese escenario- Vizcarra ganó". Lo que no sabían los seguidores del candidato priísta era que, en el hotel Lucerna, media hora antes, Mario López Valdez "Malova", había entrado a un salón repleto de periodistas -más que los que acompañaban a Vizcarra-, quienes ya habían escuchado los rumores: "cuatro puntos arriba Malova", "que Vizcarra ya corrió a su coordinador de campaña", "no, era su coordinador de prensa".

A Malova le brillaban los ojos, su mirada era la de quien llega a casa, tranquilo y seguro. La misma mirada que tenía cuando, seis horas antes, dijo que no podía dar cifras, pero ofreció a los reporteros invitarlos a comer tacos Gobernador.

En la mañana, a las 8:45 del mismo domingo, en una casilla ubicada junto a un canal al poniente de Culiacán, Vizcarra no quiso responder si estaba listo para ganar. Se le veía sonriente, como siempre, pero se rehusó a contestar si se sentía ganador. Quizá desde ahí comenzó todo.
Mientras afuera de las oficinas del PRI Vizcarra escuchaba los ritmos de tres bandas que le tocaban, simpatizantes de Malova se concentraron afuera de la Catedral. No eran muchos, pero con las banderolas que cargaban parecían una multitud.

Más tarde, en el Consejo Estatal Electoral (CEE) de Sinaloa la mesura era una constante, el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) no arrojaba datos todavía, pero llamó la atención que la primer acta computada le diera 200 votos a Malova, contra 146 de Vizcarra.
Para las 22:00 hrs. el presidente del Senado, el perredista Carlos Navarrete, hablaba ya de una ventaja irreversible con el 25 por ciento de las actas registradas, mientras en otra área del Lucerna los abrazos para Malova seguían llegando en paquete.

El escenario no era así para Vizcarra. A las 23:00 hrs. las personas que antes gritaban de felicidad en las oficinas del PRI habían desaparecido. Reporteros, sólo uno. La manta de Vizcarra estaba sola, unas luces la acompañaban.

Al día siguiente, cuando la autoridad electoral había anunciado ya la ventaja de Malova, un señor le gritaba a otro que fuera a las oficinas priístas. "Están dando café y galletas en el PRI pa' que vayan a llorar con ellos", reía el señor que hacía rabiar al otro.

Entonces, el ambiente en la sede priísta era todavía más lúgubre, poca gente entraba y salía del edificio. Donde un día antes la gente del PRI celebraba, ya no había nadie. Y más importante aún, la manta de Vizcarra ya no estaba.
Sinaloa

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